Jamás
desperté cansado
de esta lucha de ojos abiertos.
Nunca me dolió tanto la piel
que no quisiera paladearte el
desconocido.
Y hoy una mujer de tu sangre
me ha llenado los hombros
de fatiga y desterrado la voz
de tu casa y su presencia.
8/03/1983
Salamanca
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