Mi herencia son unos labios
de marchitos negrillos,
trompicar las sombras de la
carne
para mañana sentirte ganas,
rezagar aromas en la noche
y despertar al alba oliendo a
ti.
Aquel espejo es, mujer, tu
testamento
y esta lágrima la tez lluviosa
de otro rito.
14/12/1982
Salamanca
[Abecedario incompleto]
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