Presiento que no hay totalidad.
Pero no. No es eso.
Me aferro a la imperfección
para tener siempre
algo que superar.
No te obsequio el riesgo
para satisfacer tu viaje:
te arriesgo en mi memoria
y te levanto a mi cabellera
para que puedas ver
que el horizonte es infinito
y barro suave
para las mil formas del dual
y que no hay vasijas,
voz y planetas
para la rutina.
18/11/1982
Salamanca
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