Llamaba el mar a mi puerta
con los nudillos de acordeón
y la pólvora a escondidas
y el rapto de las uvas
eran el arpegio prohibido
"La facilidad que tenemos de manipularnos a nosotros mismos para que no se tambaleen lo más mínimo los cimientos de nuestras creencias es un fenómeno fascinante". MURIEL BARBERY: La elegancia del erizo. Seix Barral, p. 117.
Llamaba el mar a mi puerta
con los nudillos de acordeón
y la pólvora a escondidas
y el rapto de las uvas
eran el arpegio prohibido
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