Despeñarse desde una
metáfora
rocosa que mañana
todos
verán en Instagram
con un
¡OH! de indiferencia
ante los
bonitos cadáveres
del
Telediario.
¡Qué
ordinario
asombro
el privado de aquellas
trágicas
circunstancias, el
que no
piensa en el resultado
final
del poema!
Ni
siquiera es puro
egoísmo ,
es uno
de esos
dilemas que tiene
la
torpeza notable de la estulticia
cuando
los falsos poetas se asoman al banquete
de las
opiniones de aquellos
que no
se casan
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