Me miro en el espejo
de los sucesos
diarios,
hombre expoliado
y desnudo aullando.
Después apago la luz
y dejo que del
cristal
se liberen los
guiños,
las muecas de otro
oscuro
resentimiento
indeciso.
Y entonces sueño
y me pregunto:
¿para qué escribo?
26/12/1984
Salamanca
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