"La facilidad que tenemos de manipularnos a nosotros mismos para que no se tambaleen lo más mínimo los cimientos de nuestras creencias es un fenómeno fascinante". MURIEL BARBERY: La elegancia del erizo. Seix Barral, p. 117.
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14 febrero, 2024
Un rostro violento...
Un rostro violento
mi rostro
se ha ido perfilando
en esta mañana
entre las sonrisas
adormitadas de los
apresurados caminantes.
¡Van a dar las ocho
y media!
Yo camino en diagonal
por la Plaza donde
aún duermen las terrazas
y los acontecimientos
del día anterior.
Sé que al doblar la esquina
alguien me regalará
un mensaje imprevisto
que aún no está
en los periódicos
ni en los mapas
o que encontraré al habitual
mendigo del Burger King
maldiciendo esta lluvia
fría de otoño mientras sueña
con una playa tal vez
sin saber qué día
es hoy o dónde
olvidó el sombrero
que llevaba puesto ayer.
Más allá, en el Campo
San Francisco los árboles
enfurecidos se desnudan
apresuradamente
y de las ramas penden
solo cuatro hojas amarillas
y versos de ausencia vegetal.
Tampoco hay pájaros, no hay
flores en las ventanas
y el reloj de la torre guarda
silencio.
En breve llegaré a ese extremo
de la ciudad en el que he enterrado
tantas horas, tantos frutos
decapitados.
No estoy cansado
y no tengo otra explicación
de por qué continuo
por esta ciudad que nace
y muere con todas
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